Ofrezco al Señor durante este tiempo de Cuaresma todos mis sufrimientos, mi impotencia ante la adversidad, mis deudas. A él también encomiendo a todo el pueblo que se inclina bajo el peso de la carga. Le presento a mi hijo encarcelado con sus amigos para que sean liberados y regresen con él si esa es su voluntad. Que el Señor nos perdone nuestros errores. Señor ten piedad.